El tema de la diversidad sexual ha sido manejado desde diferentes aristas, siempre es un tema polémico, con una historia que no debe perder de vista que todos los seres humanos somos distintos y tenemos la libertad de elegir, que el respeto y lo diverso deben ir de la mano y que manifestar preferencias es una decisión personal.
Muchos son los casos de violencia, de nota roja, de periódicos amarillistas que resaltan lo cruel que se vuelve la intolerancia, los disparos y los pistoleros que constantemente generan un atentado a quienes eligen caminos distintos, las autoridades que no hacen un recuento real de todos los ataques que sufre la comunidad LGBTQ+ y están presentes en cualquier plaza del mundo.
En junio es la conmemoración, aquí el artículo donde con detalle abordé esos orígenes: Polémico, siempre polémico
Pero justo a un mes de esta fecha ya icónica, hoy el tema se vuelve multicolor, sabes ¿Cuándo nació el popular arcoíris LGTBIQ+?
El origen del símbolo que representa al movimiento por los derechos de la comunidad LGTBIQ+ no se remonta, al contrario de lo que se pueda pensar, a 1969, sino a casi diez años más tarde. Según narran diversas fuentes, en 1978 el primer funcionario abiertamente homosexual en Estados Unidos, Harvey Milk, sugirió al artista Gilbert Baker crear un icono de orgullo para el colectivo.
Tras el encargo, Baker pensó que, del mismo modo que muchos ondean una bandera nacional con el fin de mostrar al mundo el orgullo por sus orígenes, este elemento podría encajar con la misma misión para los gays, lesbianas, bisexuales y trans, «porque es una forma de proclamar tu visibilidad o decir: ‘¡Esto es lo que soy!'», dijo en una entrevista.
La idea del arcoíris surgió de manera espontánea, disparo de la creatividad del artista y que respondió a la intención de asociar la diversidad sexual a la naturaleza. Así, cosió ocho franjas de tela en posición horizontal, cada una de ellas de un color: el rosa, para representar el sexo, el rojo para la vida, el naranja para la curación, el amarillo para el sol, el verde para la naturaleza, el turquesa para el arte, el índigo para la armonía y finalmente, el violeta para el espíritu.
Ese mismo año, los primeros ejemplares de la bandera se vieron en la manifestación del 25 de junio en San Francisco, para el desfile del Día de la Libertad Gay. Y en vista del éxito que tuvo, el artista decidió comenzar a producirla a gran escala, tuvo el ojo de empresario. No obstante, una serie de problemas en la fabricación obligó a suprimir dos franjas de color de la bandera (la rosa y la turquesa) y a reemplazar el índigo por un azul tradicional, dando lugar a la bandera LGTBIQ+ de seis rayas que hoy ondea en las celebraciones.
La bandera diseñada por Gilbert Baker fue rápidamente adoptada por la comunidad, aunque hubo que esperar hasta 1994 para que se estableciese como símbolo oficial del orgullo LGTBIQ+.
Desde entonces, eso sí, ha dado la vuelta al mundo: hoy ya no solo la vemos colgada de las puertas de ese bar donde todo comenzó, sino también izada en muchos edificios municipales alrededor del mundo durante junio, el mes del Orgullo.
Asimismo, la mayor conciencia actual sobre diversidad sexual e identidades de género ha llevado a la creación de nuevas versiones del símbolo original. Por ejemplo, en 1990, la activista Monica Helms diseñó la Bandera Transgénero, que está formada por cinco franjas horizontales de color rosa, blanco y azul claro y que generalmente se utiliza en compañía de la bandera tradicional, la del arcoíris.
En 2017, por su parte, el diseñador Daniel Quasar creó una versión todavía más actualizada que incluía a las personas queer de color y a las personas transgénero: es decir, esta última es la bandera que más diversidades contempla, y por eso ahora es utilizada ampliamente en manifestaciones y en actos públicos.
Por suerte, no solo las banderas han cambiado en el contexto de la lucha por los derechos de las personas LGTBIQ+. Al contrario que en la década de los sesenta, hoy, según los últimos datos de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA), son 132 de 193 los países que no penalizan los actos sexuales consentidos entre personas del mismo sexo.