Ningún hotelero se imagina que su peor enemigo será su entorno natural, con toda seguridad el huracán Otis llegó para marcar la vida de miles de personas del estado de Guerrero y de todo México. Familias que perdieron algún integrante, vecinos que perdieron su casa, los pequeños hoteleros que no tienen solvencia para volver a arrancar sus negocios, vendedores en la playa, restaurantes, trabajadores que basan su economía en el turismo y en actividades del diario en todos los rincones cercanos al puerto de Acapulco.
Este fenómeno meteorológico fue el decimoquinto ciclón tropical del océano Pacífico de la temporada 2023. Se trató de un ciclón de dimensiones reducidas, pero de extraordinaria potencia y capacidad destructiva. Es el ciclón tropical más fuerte que ha tocado tierra en el estado mexicano de Guerrero y el primer huracán del Pacífico que alcanzó tierra con gran magnitud, superando en intensidad al huracán Patricia del 2015. Hizo su arribo el 24 octubre del 2023 en las proximidades de Acapulco, ostentando la categoría 5, algo nunca antes vivido en esta región.
¿Por qué fue tan destructivo?¿Por qué no se notificó con tiempo para evacuar y resguardar la vida de los habitantes así como para proteger lo material?. Después de años de una planificación urbana deficiente, violencia y corrupción, los hoteles de gran calibre, los condominios de altura a lo largo de la bahía y los barrios colina abajo que rodean la costa fueron extremadamente susceptibles a los fuertes vientos de Otis. Además, México registró el mes de septiembre como de los más caluroso, una tendencia consistente con el cambio climático, lo que significó que las aguas que rodean la zona, proporcionaran a Otis cantidades masivas de energía.
Las temperaturas más altas, junto con una corriente en chorro justo al norte de la tormenta, crearon las condiciones perfectas para que Otis se volviera de una tormenta tropical con vientos de 65 mph a un huracán de categoría 5 con ráfagas de más de 200 mph en tan solo 12 horas.
Se ha criticado tanto a nivel estatal como empresarial la falta de urgencia para evacuar la zona. Por ejemplo, el periódico mexicano El Universal en su edición digital, informó que las personas que se alojaban en hoteles no fueron informadas por los administradores de las previsiones sobre el huracán. Muchas embarcaciones se quedaron en alta mar y sufrieron el atentado directo de este fenómeno sin ser advertidos por las autoridades portuarias.
Solo un avión cazahuracanes -una aeronave que recopila datos meteorológicos- voló hacia Otis antes de tocar tierra, lo que significa que nadie tenía una imagen completa del tipo de tormenta que enfrentaba el estado de Guerrero. Como lo expresó Jeff Masters, colaborador de Yale Climate Connections, si Otis se hubiera formado en el Atlántico, habría habido más advertencias. “Los huracanes mexicanos en el Pacífico simplemente no reciben tanta cobertura”, dijo Masters en Fox Weather.
La destrucción causada por Otis brinda la oportunidad de reconstruir la ciudad de manera más sólida. Esta reconstrucción sería una oportunidad para corregir los errores históricos que durante mucho tiempo han socavado a Guerrero y a Acapulco. Este es el momento de desarrollar infraestructuras que hagan a la ciudad resistente en un mundo que se calienta y que potenciará más tormentas.
Así como un huracán destruye, huye y como un atentado, deja su huella, así de intensa debe ser la respuesta de las autoridades locales, estatales y federales, debe haber transparencia en los recursos y acciones. Los habitantes y empresarios de las regiones que están cercanas al puerto son visibles, pero los afectados en las comunidades que se encuentran alejadas de recursos e infraestructura deben ser alcanzados también.
¿Quieres ayudar? Aquí hay algunas organizaciones verificadas para apoyar al estado de Guerrero tras el paso de huracán Otis: